El Parral de los sesentas

Aunque Parral había quedado devastado por la revolución, en los años sesenta conservaba aún parte de las costumbres y cultura europeas que lo caracterizaban desde la colonia.

De la economía de la abundancia de 1910 había pasado a la economía de la sobrevivencia, sus fábricas continuaban en ruinas, sus grandes almacenes comerciales se habían convertido en pequeños comercios, las pequeñas minas inundadas y las grandes habían pasado a manos americanas como botín de guerra pagando el financiamiento que la Estándar Oil había dado a los “Héroes” revolucionarios, el caso más importante fue el de la American Smelting and refining Company conocida mejor como ASARCO que se quedó con la principal mina de Parral llevándose el mineral por trenes dejando solo miserables sueldos y silicosis en el pueblo.

Los grandes comerciantes e industriales que sobrevivieron a las hordas asesinas de Villa emigraron y Parral se quedó sin emprendedores, ni capital, pero conservó la alegría y cultura característica.

Sobrevivieron algunos clubes sociales y otros se formaron haciendo intensa la actividad social, el Junior Club pasó a ser el Casino, se fundó el Janeiro, el Club femenil Deportivo, Los Caballeros de Colón, el club activo 20 30 entre otros.

Aunque lejano a las grandes ciudades el periódico El Correo de Parral traía las noticias de todo el mundo mediante un telex y un teletipo que mediante el golpeteo de una aguja sobre una cinta desplegaba en el papel fotografías de todo el mundo donde ocurría algo importante.

Tenía 3 radiodifusoras, la XEGD, XEAT y XEJS de esta última no estoy muy seguro de su nombre, con producción propia y retrasmisión de programas y radionovelas de la Ciudad de México.

Los bares y cantinas eran abundantes y de todo tipo incluso había un “Ladies Bar” algo inusual en una sociedad muy conservadora.

Se leía mucho, frente a lo que hoy es la basílica de Guadalupe estaban las Publicaciones Urquidi donde se exhibía una cantidad importante de libros, revistas e historietas, todos los días llegaba una gran paquete de periódicos de México principalmente el periódico Excelsior de la ciudad de México, que aunque tenían un día de retraso se vendían todos antes del medio día y los jueves llegaban las historietas “Lágrimas y Risas” y ya las estaban esperando la gente por lo que en menos de una hora se agotaban.

Las escuelas eran de buen nivel, tanto las oficiales como las particulares, en esa década se iniciaría la primera preparatoria, es bueno recordar que en la colonia el primer instituto en el norte del país se hizo en Parral.

Abundaban los parques de beisbol para todas las edades, el deporte parralense por excelencia de donde salieron grandes peloteros para la liga mexicana y algunos para las grandes ligas como el keky Pérez.

Había dos boliches, el del Janeiro y el del casino, canchas de rebote y frontenis, lo mismo de basquetbol y tenis, un club campestre, albercas públicas como la del janeiro y el deportivo femenil.

Contaba con 4 cines, el Reforma, el Alcázar, el Rex y el de los mineros que hacía funciones dobles y algunos matines, de igual manera había teatro experimental, recuerdo una magnífica puesta en escena de la obra “Llame a un inspector” actuada y dirigida por el profesor Moreno.

Clubs de caza de donde salían rumbo a la sierra por el venado o más modestamente tras el conejo en los cerros aledaños.

Ese era el Parral de los años sesentas vibrante, emotivo y cálido, quizás por eso cuando uno regresa de visita se siente la magia sus lugares y la nostalgia por la gente que ya no está.